La oquedad cárstica que está delante de vuestro ojos es un refugio, como indica su misma denominación, Abaroa; tanto para el ganado que pasta por sus alrededores como los animales salvajes en días calurosos o de tormenta. Pero no son los únicos que encuentran abrigo en él, hay también otros como, por ejemplo, el mismo Sugoi.

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Sugoi, en otros lugares conocido con el nombre de Sugar o Maju, aparece a veces en forma de culebra, otras con figura humana y hay también gente que lo ha visto como una bola de fuego voladora. Es pareja de la diosa Mari y padre de Mikelats y Atarrabi, según la Mitología.

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Según dice la leyenda, muy cerca de aquí, en el barrio de Bargondia vivían dos hermanos, en el caserío Iturriondobeiti. Un día pastando el ganado por estos parajes, vieron una enorme culebra dormida en la cueva. El hermano menor le lanzó una gran piedra y el cortó el rabo. El hermano mayor le reprendió por ello y salieron corriendo del lugar.

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Años más tarde, estando el hermano mayor en el servicio militar, se le apareció un manco y le preguntó si le gustaría celebrar la Navidad en casa. Tras la afirmativa respuesta, el manco le regaló una arca llena de oro para él y un hermoso cinturón para su hermano. Súbitamente, el manco desapareció y el hermano mayor apareció en el portal de su caserío. Una vez en casa, contó lo sucedido. El hermano menor celoso se enfadó y se negó a ponerse el cinturón; en vez de ello, lo ató al nogal que se encontraba delante del caserío, que inmediatamente ardió y salió volando.

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Acordaros, cuando veáis una culebra dejadla en paz y seguir vuestro camino.