¡Estamos en lo alto de las cuevas de Baltzola! En ambientes calizos como éste, las grietas y espacios entre las piedras son aprovechados, desgastados y moldeados por el agua a voluntad. Ampliando los estrechos canales y cerrando los viejos detrás, construye allí amplios pasajes y salas con el poder del tiempo; a veces piedras desnudas y en bruto, a veces con estructuras hermosas y brillantes. De esta forma se crearon cuevas como Baltzola, Abaro y Axlor, extrayendo minerales de los cimientos de piedra, disolviéndolos y recristalizándolos.

 

Los mundos subterráneos, a menudo inaccesibles, albergan nuevas formas de vida: Hongos , arañas, escarabajos, avispones y diferentes grupos de animales invertebrados especializados que sólo se pueden encontrar en las profundidades más oscuras. La creatividad de la evolución. Otros, aunque viven en el exterior, encuentran protección y descanso en el interior de las cuevas, los habitantes de las entradas: búhos y buitres, golondrinas, salamandra, sapos y gorriones, pequeños carnívoros de diversas especies…

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Aunque los que mejor se adaptan para sumergirse en túneles subterráneos son los murciélagos. Muchos hibernan allí durante el invierno: algunos en grandes grupos en vías  profundas, otros solo en grietas. Algunos se reúnen en cuevas para desovar, donde crecerá una única cría al año. Cuando cae la noche, salen a la calle y comen insectos y otros artrópodos.

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El mundo subterráneo es un entorno único: una emocionante evocación de una profunda evolución. Pero es muy frágil;  se pierde fácilmente y se recupera con dificultad.